La suerte de la palma

El dicho que dice: “árbol que nace torcido, jamás su tronco endereza” me parece que no aplica totalmente con este ejemplo. Esta es la planta de César, su bella palmita con la que llegó un día a mi departamento huyendo de una bruja malvada… entre muchas curiosidades trajo esta palmita que lo había acompañado a través de los años con sus altos y sus bajos, tuvo su historia de supervivencia, pero siempre salió adelante y solía estar erguida y fuerte. Su suerte continuó en las manos de Justo (el terrible depredador que aparece en la foto).

Cuando llegó la palmita Justo estuvo muy interesado en ella hasta que un día la mató, o al menos eso pensamos, de plano la sacó con todo y raíz de la maceta y no solo eso, la cortó de tal manera que la raíz quedaba separada del tronco. Tratamos de salvarla poniéndola en agua pero el tronco se pudrió… ya estando a punto de decirle adiós para siempre una tía de César que vino de visita nos dijo que la sembráramos en la maceta directo del tronco y que había posibilidades de que se diera otra vez…. Lo hicimos y sí, revivió pero ya nunca logró ponerse en pié.

Lo excepcional de esta palmita, es que a pesar de las adversidades ha dado a luz un bello retoño en perfectas condiciones, que dicho sea de paso pone en alto la integridad de su madre, que a pesar de chueca vio la forma de aderezarse con esta hijita, me siento muy orgullosa de la palma de César, y espero que a la palmita le depare un mejor futuro. Así sea!